¿Cómo tratar la envidia?

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“La envidia genera enemigos silenciosos”. –Robert Greene.

“Hay ciertos tipos de individuos que generan envidia, y cuando esta surge, son tan culpables como quienes la sienten”. –Kierkegaard.

Así que estas en camino de tener éxito. Decidiste   después de tantas idas y vueltas lo que querías para tu vida, y lo más importante, ya estas tomando acción. Estas haciendo lo necesario. Madrugando, quedándote hasta tarde, trabajando el doble que el resto, cambiando de carrera, leyendo, cambiando de amigos cuando ves que los que te rodean no representan en lo mas mínimo la clase de gente que querés ser, etc., etc., etc.

Pero puede ocurrir un problema si no sos cauteloso. Podes generar la envidia en otras personas. Podes crearte enemigos que ni siquiera sabrás que existirán y que harán lo que este en su alcance para dificultarte el camino. ¿Por qué? Porque tu superioridad les recuerda su mediocridad. Porque tus ganas de ser mejor, son una constante que les dice a ellos lo que podrían haber sido o lo que tendrían que ser y no son.

Si, a sus ojos, tus virtudes serán tus pecados.

“Si no hubiera convertido en mi mayor propósito moral el ejercicio de los mejores esfuerzos y de la plena capacidad de mi cerebro, con el fin de mantener y engrandecer mi vida, no hubieran encontrado nada de que despojarme, nada sobre qué basar su existencia. No son mis pecados los que usan para perjudicarme, sino mis virtudes”. –Ayn Rand.

Ahora, ¿debes actuar como aquellos mediocres lo hacen para que no se sientan mal? NO. ¿Debes disminuir tus esfuerzos para igualar a aquellos que nunca terminan nada? NO.

No, no y no.

Primero que nada, tenés que ser consciente de que cuando más mejores más gente te lo reprochará. Dirán que “estas cambiado”, que “ya no sos el mismo”. Y eso esta bien, es el punto de todo progreso. Avanzar, no estancarse. Mejorar, no conformarse con lo que tenés. Elevarse, no mirar hacia abajo.

Tenés que ser consciente de que algunos más que otros, harán lo que sea para que ese progreso no ocurra. Quizás inconscientemente te empiecen a pedir cosas que te robaran el tiempo, algunos se pueden enfermar, otros vendrán con problemas que solo vos podes solucionar. Se implacable. Niégate. Te tacharan de egoísta, de demoníaco, de despiadado, de insensible. Esta bien. Sabes quien sos y por que haces lo que haces.

“Y solamente viviendo para si mismo, el creador ha sido capaz de realizar esas cosas que son la gloria de la humanidad. Tal es la naturaleza de la creación”. –Ayn Rand.

Lo siguiente es extracto del ensayo de Nathaniel Branden, “El divino derecho al estancamiento”, 1963.

“Para toda especie viviente, el crecimiento es una necesidad de supervivencia. La vida es movimiento, un procesos de acción destinado a la auto conservación, que un organismo debe llevar a cabo para seguir existiendo. Este principio es tan evidente en las conversiones de energía de una planta como en las actividades del hombre complejas, proyectadas a largo plazo. Desde el punto de vista biológico, la inacción equivale a la muerte” […] “Si la vida es un proceso de acción destinad a la autoconservación, entonces este es el modo de actuar y de sobrevivir que distingue al ser humano: pensar, producir, enfrentar los desafíos de la existencia a trabes de un esfuerzo y una inventiva permanentes”.

“Cuando el hombre descubrió como hacer fuego para calentarse, su necesidad de pensar y esforzarse no ceso; tampoco ceso cuando descubro como fabricar un arco y una flecha; asimismo, no cesó cuando descubrió como construir un refugio de piedra primero, luego un edificio de ladrillos, y después uno de vidrio y acero, tampoco cuando extendió su expectativa de vida de los diecinueve años a los treinta, cuarenta, sesenta, setenta años: mientras exista, su necesidad de pensar y esforzarse no cesara jamás”

“Durante un viaje a avión que realice tiempo atrás, me vi envuelto en una conversación con un dirigente sindical comenzó a condenar abiertamente el “desastre” de la automatización, aseverando que cantidades cada vez mayores  de operarios quedarían permanentemente desocupadas como resultado de las nuevas maquinas y que “habría que hacer algo al respecto”. Conteste que esto era un mito refutado muchas veces. La introducción de nueva maquinaria siempre resulto en un aumento de demando de mano de obra que, además, elevaba el nivel de vida en general. Esto podía demostrarse teóricamente y la historia lo ponía de manifiesto. Remarque que la automatización aumentaba la demanda de mano de obra de operarios capacitados en relación con la de mano de obra no calificada y que, sin duda, muchos obreros se verían en la necesidad de aprender nuevos oficios. “Pero”, pregunto, indignado, “¿qué ocurrirá con  aquellos que no quieran aprender las nuevas habilidades? ¿Por qué deberían tener problemas?”

“Esto significa que la ambición, la visión de futuro, el empuje de hacer las cosas cada vez mejor, la energía viviente de los hombres creadores, habrá de ser ahogada y reprimida a favor de aquellos que –ya pensaron bastante-, -ya aprendieron bastante- y no desean preocuparse por el futuro ni por la molesta cuestión de saber de qué dependen sus empleos”

Entonces, ¿qué podes hacer para no crearte enemigos inútiles que solo estorbaran?

Manteen la boca cerrada.

No andes presumiendo y gritando a los cuatro vientos que tan temprano te levantas, hasta que tan tarde trabajas, todas las horas por día que lees, todo el esfuerzo que pones. Cerrá la boca y trabaja. Cuando tengas el trabajo terminado, mostralo. No antes.

En palabras de Steven Pressfield “Lo mejor que puede hacer un artista a otro artista es servir de ejemplo e inspiración”.


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