Look at you, you are fucking pathetic!

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“El temor, que siempre magnifica las cosas, da cuerpo a todas las fantasías, que toman la forma de lo que crean que existe en los pensamiento del enemigo; es así como la persona temerosa raras veces deja de enfrentar problemas reales, ocasionados por peligros imaginarios…Y el duque, cuyo carácter abundaba siempre en miedo y desconfianza, era de todos los hombres que he conocido, el más proclive a caer en pasos falsos, por el mismo temor que tenía de caer en ellos”. –Cardenal de Retz, 1613-1679

Tendría que estar estudiando... En un par días tengo que dar una exposición y en una semana el segundo parcial de una materia. No tengo ganas. Lo peor: es sobre un tema que aborrezco. Mientras lo leo siento un dolor de cabeza increíble y que mis ojos se salen de su órbita, como si yo fuera Glenn y Negan me estuviera rompiendo la cabeza con su bate (solo los fans de The Walking Dead entenderán).

Y en vez de eso, acá estoy, escribiendo esto. Tantas cosas “importantes” para hacer, y yo escribiendo en Word. Ojalá pudiera sentarme a estudiar. Después de quedarme 20 minutos leyendo la misma pagina, acepte que no podía. Se que tengo qué, pero no puedo. Así que me puse a dar vueltas por la casa y hasta maté una mosca, todo con total de no estudiar. Según lo planeado no tendría que estar escribiendo hasta dentro de tres horas pero la inspiración muchas veces es así. Más caprichosa que una Kardashian. Surge cuando estas a punto de dormirte, cuando estas en plena ducha, cuando tenés que estar estudiando y la recibirás y dirás, “esta bien, termino esto y le presto atención” y lo que ocurre es que terminás lo que estas haciendo y ya no recordás qué era lo que había llamado tu atención. Y si lo recordás, te das cuenta que ya no tiene el impulso que tenia.

Constantemente me digo, la acción le precede a la emoción. Si esperás a estar de ánimo para ponerte a hacer lo que querés hacer, no vas a comenzar nunca.

Y usualmente es así.

Pero otras veces no.

Ahora mismo, mientras escribo esto siento que el dolor de cabeza pasa. Cuando termine esto seguro podré sentarme a estudiar más detenidamente. O quizás no, y no vuelva a tocar los apuntes hasta mañana o pasado mañana. De cualquier modo, ¿Qué es lo peor que puede pasarte?

“Solo puede arruinar tu vida, si arruina tu carácter” dijo Marco Aurelio. Y míranos a nosotros, estresados porque no podemos sentarnos a estudiar una materia y temiendo las consecuencias de lo que pasará si desaprobamos. ¿Qué pasará? ¿A qué le tenés tanto miedo? ¿Vas a ir a la cárcel? ¿Vas a ser pobre? 

Nota a mi mismo: es más fácil decirlo que hacerlo. 

Puedo decirme las 24 horas del día que nada malo pasará, que no me convertirá en un peor hombre, pero igual me sentiré ansioso. Una ansiedad que nace de querer cumplir expectativas quizás. Mías, de familiares, de la sociedad, no sé. Pero seguramente no de mi gata, quien en este momento está haciendo…cosas de gatos. Mirando por la ventana. Maullando. Sentada. Respirando. Lamiéndose ¿Le importa algo? Atrapar algún que otro pájaro, seguro. No esta pensando en nada concreto. Solo es. Para eso está. Para cumplir el rol de una gata. Sin expectativas, sin pensar en consecuencias que no la afectaran.

Menos mal que deje de estudiar, se me paso el dolor de cabeza. A veces lo que necesitamos es eso. Mente en blanco. Seguir instintos. Y lo que sea que ocurra después, recibirlo con los brazos abiertos. Porque es lo que necesitamos. Aunque en el momento no lo veamos.


Queremos sentir que controlamos la situación. Que todo ocurre seguir lo planeado, el hecho de soltar las manos del volante y dejar que el auto vaya a donde se le cante ir, nos aterra. Pero entendé esto, así no es como funciona. Tu control es mínimo. Es como la escena de "El club de la pelea", donde Brad Pitt, personalizando a Tyler Durden, suelta el volante del auto y le grita a Edward Norton que “deje de tratar de controlar todo, que aprenda a soltar y dejar ir”.

¿Somos capaces de hacerlo?

Esto no quiere decir que ya no hagas nada, que te no persigas objetivos, que te quedes parado mientras el mundo sigue girando. Pero no te vuelvas miserable en el camino a conseguirlo. Como dijo Bertrand Russell:

"Uno de los síntomas de que estas por tener un colapso nervioso es creer que tu trabajo es terriblemente importante".


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